Cuando llegamos, a la no tan esperada tercera edad, se abre la oportunidad de mirar en retrospectiva a lo hecho a lo largo de nuestro tránsito por las etapas anteriores de nuestra vida.
Esta mirada retrospectiva permitira darnos cuenta del cumplimiento de las expectativas personales, sociales y la fidelidad al clan familiar.
Al revisar constateremos, que la familia y la sociedad van marcando las pautas de lo que debemos HACER, en consonancia con cada una de las etapas evolutivas previas a la edad que estamos por vivir, o que ya estamos viviendo.
Por ejemplo, entre los 20 a 25 años, debemos haber culminado la formación profesional y estar desempeñándonos laboralmente en la carrera u oficio de nuestra elección, que por lo general es la esperada por el sistema familiar similar a la profesión de los precedentes familiares.
Cumplida esta meta, seguidamente las acciones deben estar dirigidas a comprar un carro, una casa y conformar una familia; de lo contrario empieza la presión familiar, de los amigos y de muchos conocidos preguntando: ¿y, cuándo te casas? ¿piensas quedarte para vestir santos?.
Luego de casarte surgen otras preguntas: ¿para cuándo los hijos?, ¿cuántos hijos piensan tener?. A este respecto los padres y los abuelos presionan diciendo: ¡no me quiero morir sin conocer a mis nietos!.
O, si eres mujer te dicen: – en esta familia las mujeres son paridoras. Tu no puedes ser la única que no tengas ni siquiera un hijo-.
En el caso de los hombres la presión es por la continuidad del apellido, sobre todo si es hijo único. -Recuerda -dicen- que tu debes darle continuidad al apellido-.
Comentarios como los anteriores influyen en muchas personas y determinan el camino a seguir en función de lo que se debe hacer para pertenecer al sistema familiar, de acuerdo a la buena consciencia, es decir, porque está bien para la familia y así debe continuar haciéndose.
Hoy en día, algunos adultos mayores, descubren que su hacer estuvo marcado por lo que querían los otros, o por las pautas establecidas de acuerdo a la buena consciencia familiar, permaneciendo hasta el final de sus días en la buena conciencia.
Otros, sin embargo, consideramos,; que aun hay cosas por hacer, y a pesar del tiempo transcurrido podemos emprenderlas, no para satisfacción de los demás sino por satisfacción personal.
En tal sentido, querido lector/a, detente un momento y pregúntate: ¿ que quise hacer en mis años mozos y no hice?, ¿qué deseo hacer antes de dejar este plano?, ¿qué actividad te hace feliz y tienes tiempo de realizar?.
Si, al responder las preguntas anteriores, te das cuenta que aún hay actividades que te gustarían HACER, como aprender a cocinar, coser, bailar, pintar, cantar, bordar, tejer, diseñar, ser voluntario en cualquier actividad, escribir un libro o cualquier otra iniciativa, ¡estás a tiempo de hacerlo!.
Que tu edad no sea una limitación para desarrollar cualquier acción que te haga feliz.
¡Adelante!
Te invito a:
*Agradecer todo lo que has hecho en tu vida.
*Elabora una lista de las cosas que quieras hacer en esta etapa de tu vida.
*Elige de la lista la actividad que te llena de mayor alegría y felicidad para hacerla, siempre y cuando no haya contraindicación médica.
*Fijar límites cuando sientas que te exigen hacer mas de lo que puedes, o, de lo que estás dispuesto hacer.
*Elige hacer lo que te haga sentir bien contigo mismo/a.
*En caso de ser necesario conversar con tu familia para que te apoyen en lo que quieras hacer.
LIcda.
Olivia Brazón Arroyo.
Trabajadora Social
Terapeuta Sistémico en Constelación Familiar
Instagram: oliviabrazonarro
Facebook: Olivia Brazon.