Sin duda alguna, en el núcleo irrenunciable de la familia recibimos los mejores recursos, así como también las claves a seguir para enfrentar los retos y quedarnos en la vida.

Son invalorables las enseñanzas ofrecidas por la familia, pues de una u otra forma nos acoplan al clan  familiar como si fuésemos un fruto pendiente de un arbol, un arbol distinto, pues cada familia tiene sus historias, sus secretos, sus características y situaciones que la diferencia de las demás.

Cada núcleo familiar transmite a su descendencia patrones culturales para garantizarles la pertenencia, sobrevivencia y eln que sean buenas personas.

El aprendizaje de estas pautas y modelos de conducta ocurre en los primeros siete años de la vida de cada ser humano.

En esa etapa, de acuerdo a estudios realizados por destacados especialistas, los padres y figuras parentales, enseñan al pequeño, los recursos necesarios para vivir, pertenecer y ser buenas personas.

La enseñanza la transmiten sin filtros, de acuerdo con las vivencias, sentimientos, creencias y normas heredadas de sus padres y abuelos creando una cadena de repeticiones dramáticas de generación en generación.

La sucesión de pautas dolorosas en las que se ocultan secretos, se prohiben emociones, sentimientos y comportamientos y no se mencionan las exclusiones, ocurre en las familias para garantizar la permanencia del clan familiar.

Hasta la preaadolescencia el niño está sumergido e influenciado por las normas del clan. Es obediente y cree y da por cierto la narrativa y discurso de sus referentes familiares.

Sin embargo, al llegar la adolescencia nota cambios biológicos y anatómicos en  cuerpo y también en el deseo de buscar otras formas de ver al mundo y de relacionarse con las personas.

Los cambios también lo llevan a hacerse preguntas, a tener ideas propias y gustos distintos.

Es en la adolescencia, una etapa con fuerza, cuando se comienza a cimentar el camino hacia el adulto. Se define, ¿qué seremos?, ¿qué estudiaremos?. Se definen gustos y se hacen elecciones.

Al tiempo que el adolescente revisa sus opciones y recursos para transitar el camino hacia la adultez, cuestiona bajo el mal humor y aislamiento,  las creencias del clan y muestra su desacuerdo con lo establecido..

Esta rebeldía le da la fuerza necesaria para tomar lo mejor de las enseñanzas de sus padres y abrir sus alas para independizarse.

Los cambios, interrogantes e inquietudes patentes en esta etapa de la vida han sido tema de films en distintas épocas.

Este año una cinta animada de Disney, retrata con lujo de detalles, en la figura de RED, una jovencita vivaz y decidida,  las vivencias y emociones de una adolescente que se rebela a los mandatos de su familia que prohiben a las mujeres del clan sentir y expresar rabia.

RED, se da cuenta que lo que fue una bendición para sus ancestros, resulta un castigo, una tragedia para las mujeres de su generación.

La narrativa del film deja la enseñanza que la sumisión y obediencia no significa honrar a los ancestros.

Para ella, honrarlos es tomar sin juicios,  con amor  y sin cambiar sus historias todo lo que de ellos proviene.

Asimismo, honrar a nuestros padres es aceptar que son los grandes, mirarlos con amor y que como fue está perfecto.

Todo lo ocurrido dentro del clan familiar tiene sentido cuando somos capaces de hacerlo diferente, sintiéndonos parte de la familia con,  nuestras decisiones, con nuestra forma de ser y amar.

Lo valioso es ver como se abren nuevos caminos para vivir a plenitud.

Lic. Patricia Reina Gómez Sánchez

Directora Instituto Alma Raices